Seattle, la historia real de Up • Roundalia.com

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Seattle, la ciudad donde se dio la historia real de Up

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‘Up’ ha sido una de las películas más lauredas de Pixar. El protagonista, Carl, se encuentra ante una incómoda situación debido a la evolución de los tiempos. Su casa, pequeña y acogedora, ha pasado de estar en el clásico barrio americano de jardines y chicos en bici repartiendo periódicos a encontrarse encajonado entre edificios modernos. Un problema que le lleva a enfrentarse a los promotores inmobiliarios por salvar el hogar en el que vivió toda su vida.

Comparativa de la casa de Up y la casa real en Seattle

Comparativa de la casa de Up y la casa real en Seattle

Pero lo que mucha gente no sabe es que la película está basada en una historia real que ocurrió en Seattle, donde una casa de las mismas características vivió el mismo proceso. No está la parte más dramática con el matrimonio del protagonista ni, obviamente, volar con los globos alrededor del mundo, pero sí que la esencia principal fue un evento que se vivió para consternación del vecindario, los promotores inmobiliarios y la propia Seattle.

  • Cuando tu vida está por encima del dinero

La historia real arranca con una mujer llamada Edith Macefield, dueña de la casa ubicada en NW Ballard, Seattle. Un pequeño domicilio construido casi enteramente de madera datando de principios del siglo XX. El rápido desarrollo económico hizo que las ciudades de todo el país pasaran del clásico modelo de barrios con casas individuales a los edificios multivivienda, creando núcleos urbanos mucho más rentables económicamente.

Edith lo sabía, al igual que el resto de sus vecinos que fueron negociando la venta de sus hogares, pero a diferencia de ellos se mantuvo férrea en su decisión. Vivía sola, aseguraba haber trabajado como espía en la Segunda Guerra Mundial y quería que sus últimos días fueran en la pequeña casa que adquirió en 1950. Desgraciadamente sufría de cáncer de páncreas, una enfermedad que los promotores inmobiliarios no pasaron por alto para sus negociaciones: era prácticamente una cuenta atrás.

La casa de Edith impertérrita frente a las obras de su alrededor

La casa de Edith impertérrita frente a las obras de su alrededor

Rechazó continuamente las ofertas que le hacían por su casa, llegando en 2006 a rechazar 1 millón de dólares por ella. Es aquí donde la señora Macefield saltó a la fama, convirtiéndose en heroína local por su lucha acérrima defendiendo los derechos sobre su propidad. A su alrededor los edificios se terminaron, aceptando que esa casa permanecería allí pasase lo que pasase. Aquí es donde, de una forma u otra, la historia llegó a Pixar creando Up en 2009.

  • El final de la aventura

Debido a su enfermedad y las constantes visitas de los obreros que trabajaban alrededor de su casa, Edith trabó amistad con Barry Martin, jefe de los obreros, que la acompañó hasta su muerte en 2008. Recibió en forma de herencia la casa, la cual se convirtió en un lugar de culto donde un avispado coaching trató de explotarla comprando la casa a Martin por 320.000 dólares. El negoció fracasó estrepitosamente.

Los últimos años de la casa de Edith

Los últimos años de la casa de Edith

Podemos pensar que la casa pasaría a ser un museo turístico aprovechando la fama de la película de Pixar (aunque nunca lo reconocieron la inspiración era obvia ya para todos), pero la vida nos demuestra que las historias de las películas desgraciadamente no pasan del celuloide. Nadie sabía qué hacer con la casa, los edificios de su alrededor se habían adaptado a ella por lo que el terreno había pasado a ser demasiado pequeño para un nuevo edificio y no estaba bien ubicada para un negocio minoritario.

  • Turismo de cine en Seattle

Si planeamos visitar Seattle de turismo aprovechando conocer la casa de Edith la triste noticia es que ya no existe. Y no es porque por fin se demoliese para construir el ansiado edificio que querían los promotores inmobiliarios. Durante años la casa estuvo abandonada con las cosas de Edith sin dueño, sobreviviendo por las visitas de los turistas que dejaban globos a su alrededor y pidiendo su salvación.

Fue demolida, quedando un callejón sin referencia alguna a la película, su dueña original ni la historia que unió a Seattle durante unos meses. Un final que nos obligará a darle nuestra propia lectura si viajamos a la ciudad de Seattle, haciendo fotos para sorpresa de los viandantes a nuestro alrededor de un callejón que tuvo más relevancia que muchos monumentos en la actualidad.