Los aeropuertos más raros del mundo
Viajero Curioso
• Aterrizando en lo imposible
Cuando visualizamos mentalmente un aeropuerto nos imaginamos la clásica terminal que nos conduce a la puerta de embarque donde accederemos a las pistas de despegue, aisladas completamente por cuestiones de seguridad. ¿Qué ocurre cuando nuestro avión paradisiaco aterriza rodeado de turismos? Una cuestión que podremos contestar fácilmente si viajamos a Gibraltar, donde la carretera N-351 literalmente forma parte de la pista de aterrizaje. El tráfico debe pararse viendo cómo un avión aterriza a escasos metros de ellos.
Si somos más de playa habremos oído seguro de los viajes al Caribe, uno de los destinos más turísticos desde hace décadas. Lo que no es tan del agrado de todos los turistas es el hecho de que en el aeropuerto Princess Juliana los aviones tienen que sobrevolar obligatoriamente a escasos 30 metros ras del suelo por encima de una playa en uso. En un principio no hay normativa oficial que prohíba situarse en la zona clave para ver los aviones desde una perspectiva única, pero sí que se advierte del peligro que emana esta práctica. Como es de esperar, con el paso de los años se ha convertido en un reclamo turístico más, tanto para los pasajeros del avión como para los que disfrutan en tierra de la experiencia.
Portugal alberga el sorprendente aeropuerto de Funchal, una obra de ingeniería que sigue fascinando tanto a pilotos como a turistas. Con un diseño único en el mundo, su particular pista de aterrizaje es tan complicada que se necesita una licencia especial para poder flotar vuelos a dicho aeropuerto. Y si no es suficiente emoción podemos aterrizar en la misma playa viajando a Escocia, particularmente al aeropuerto de Barra. Es tan particular que las mareas pueden llegar a tapar las pistas de aterrizaje, ¡es una playa!
• Nombres imposibles de creer
Si somos de viajar en vacaciones frecuentemente estaremos acostumbrados a que los aeropuertos se llamen como las ciudades cercanas a las que abastecen. Es comprensible teniendo en cuenta la sencillez cara al turismo, pero siguen existiendo aeropuertos que ya sea por capricho personal o azares del destino han tomado nombres realmente inolvidables.
El más conocido sin duda es el aeropuerto de Batman, en Turquía. Sobra decir que no tiene absolutamente nada que ver con el héroe que todos conocemos, simplemente la ciudad de Batman existe dándole su nombre al aeropuerto. Igual le ocurre al aeropuerto de Mafia, Tanzania, un rincón que nos haría pensar en oscuras razones para adquirir este apelativo. Nada más lejos de la realidad, la isla de Mafia es la culpable, aunque sus excelentes playas harán que sonríamos por lo paradójico de su nombre.
Eso sí, hay un país donde los aeropuertos demuestran la personalidad de sus habitantes: Estados Unidos. Aeropuertos como el Rifle, Liberal, Socorro o Walla Walla harán que nos cercioremos dos veces sobre el nombre reflejado en nuestros billetes de vuelo.
Cuando el aeropuerto es nuestro destino
Los turistas expertos saben que las vacaciones comienzan desde que te bajas del avión, visión que han compartido unos pocos visionarios haciendo que sus aeropuertos sean experiencias únicas. El aeropuerto de Kansai, en Osaka, es un buen ejemplo al tener que haber creado una isla artificial exclusivamente para albergarlo. Ya a nuestra llegada nos daremos cuenta que no es un aeropuerto al uso, estando conectado al país por una pequeña carretera que probablemente tardaremos más en utilizar de lo que creemos.
¿Y si a escasos metros de la pista ya podemos comenzar a disfrutar? Si somos amantes de los deportes de invierno el aeropuerto de Corchevel en Francia hará que no perdamos ni un segundo en lanzarnos a la nieve porque se encuentra literalmente en medio de ella. Los alpes franceses deben aprovecharse al máximo y aunque es una pista muy pequeña a la par que costosa si conseguimos un vuelo lo disfrutaremos como pocos destinos en el mundo.