Palmerston, la isla que nació de un solo hombre • Roundalia

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Palmerston, la isla que nació de un solo hombre

Viajero Curioso

La isla de Palmerston es protagonista de una de las historias más extrañas que hemos visto, siendo imposible que se diese en la actualidad. Situada en el Pacífico formando parte de las Islas Cook, es una pequeña isla cerca de Australia y Nueva Zelanda que apenas tiene relevancia tanto a nivel de turismo como para intereses comerciales. Con una superficie que llega a duras penas a los 2,6 kilómetros cuadrados habitables es imposible desarrollar cualquier idea de poblado con vistas a evolucionar con el tiempo.

  • Una isla paradisiaca sin dueño

En 1860 un carpintero inglés con ínfulas de aventurero se dedicaba a la construcción de barcos balleneros, muy populares entonces por la zona de Nueva Zelanda. De nombre William Marsters, la isla de Palmerston pasaba siempre ante sus ojos sin que hubiese atisbo alguno de civilización por lo que decidió convertirla en su terreno particular. Para ello llevó a su esposa, a dos primas de la susodicha y se asentaron permanentemente en la pequeña isla.

William con su extensa familia

William con su extensa familia

Gracias a su habilidad como carpintero y la ayuda de las mujeres, Marsters pudo construir la escuela del ‘pueblo’, una iglesia, pequeñas casas dispersas por la islas y un puerto diminuto donde poder seguir su actividad y mantener el contacto y el comercio con el resto de las islas. Su esposa era hija de un jefe tribal de otra isla de Cook, por lo que vio completamente normal que creasen un nuevo asentamiento en una isla inhóspita.

Es fácil imaginar cómo actuó el carpintero a continuación. La isla necesitaba más población por lo que su esposa y sus primas comenzaron a darle hijos a Marsters, llegando al final de su vida a tener 17 entre los cuatro. Como su vida llegaba a su fin y nadie había acudido a la isla a aclarar lo que estaba pasando decidió dividir el terreno entre sus tres mujeres, reparto que se mantiene todavía en la actualidad.

  • El destino de Palmerston en la actualidad

Se estima que viven permanentemente 64 personas en la isla, siendo solo 3 de ellos ajenos al linaje de William. Está completamente prohibida la relación entre familias, evitando el descontrol que creó el fundador de la isla. Como la isla fue creciendo poco a poco cada vez más pescadores y habitantes de otras islas cercanas se acercaban a ella, estableciendo relaciones sin la necesidad de saltarse la ley.

La isla de Palmerston

La isla de Palmerston

La población vive prácticamente a través de una economía de subsistencia. El alimento proviene del pez loro, el cual también les sirve como moneda de cambio para obtener carne, especias y otros bienes de primera necesidad. Gracias a su apertura al mundo exterior disponen de electricidad durante unas horas al día, con teléfono y paneles solares que fueron instalando los nativos de la isla que han emigrado. Nunca llegará al nivel de un pueblo estándar pero poco a poco va desarrollándose.

  • Turismo en Palmerston

Como es de esperar, los habitantes están más que abiertos al recibimiento de turistas, los cuales suelen dejarles recuerdos de un mundo desconocido para ellos junto a comida imposible de lograr de otra forma. Desgraciadamente en la actualidad apenas reciben 15 visitas al año, y es que las islas Cook no son demasiado accesibles. Además hay que tener en cuenta que en Palmerston no hay nada parecido a un complejo hotelero, acogiendo en las pequeñas casas artesanales a los turistas que deciden pasar una noche allí.

Antiguo bote utilizado por el propio William

Antiguo bote utilizado por el propio William

Los más pequeños apuntan en la escuela local los países nativos de los turistas que les visitan, estando el mapa cada vez más completo. A pesar de ello, es probable que la isla con el tiempo acabe deshabitada ya que al hacerse mayores acuden al instituto de la capital de las Islas Cook, con instalaciones que jamás podrán verse en la isla. El final de una historia que sigue viva a día de hoy gracias a internet y el turismo más exótico.